A PICTURE IS WORTH A THOUSAND WORDS/ THE WAR
photo taken by @wakeupkitty host of this contest on behalf of @freewritehouse.
Images usually have the power to transport us immediately to a place of memory or destiny, take us to a moment in the past or lead us to a place in the future. When I returned to my house a year after the war began, I had trouble recognizing its spaces. The house I remembered no longer existed. The constant bombing had transformed it into a kind of ruin. When I went up to the attic where I used to take refuge since childhood, to play among my parents' trunks, there were ceiling beams scattered on the floor, broken glass, it was cracked.
A year ago…
I met Vladimir in the hotel where I worked as a receptionist, he came to my city as a tourist. He was tall, handsome, with an athletic, sporty body, besides having a natural sympathy, which made it so pleasant to talk to him. At that time, the war had not yet broken out. One day he asked me what time my shift ended, that he wanted to invite me to dinner. I replied that I was finishing very late, at 11 pm. He replied that he would then invite me for a glass of wine. I could not refuse.
That night we went to the hotel bar, and shared a bottle of wine. The hours passed without our noticing. When he was younger he had been an athlete, a swimmer, he had won national and international competitions. Then, as a coach, and as a mature man, he had joined the army. I told him about my ability to learn languages, my studies in tourism, my parents and my six siblings. He told me that he was an only child and his parents had died.
When we said goodbye, he invited me to lunch, but I told him that the hotel rules were somewhat strict regarding intimacy with guests. We had already broken protocol and I didn't want to lose my job. He then asked me to accompany him home and when he said goodbye at the door, he insisted on seeing me again and I agreed to take him on Saturday, on my next day off, to visit a nice park in my city.
That Saturday was definitive, we did not separate again, every night, discreetly, he would wait for me two blocks away from the hotel, to accompany me home. Two weeks later he told me that he had to return to his country, but he did not want to separate from me, that I had to go with him, that I was the love of his life. I did not want to leave him either. But how could I explain to my family and the hotel management that I had suddenly fallen so passionately in love with someone I had never met two weeks before. To both my parents and the hotel management I left a letter. To my parents I told the truth, I apologized for not being able to talk to them face to face, to the management I invented an excellent job abroad.
Every day shared with Vladimir was unforgettable, I will always remember it. A few weeks after we arrived in his country war broke out, his country had invaded mine. Vladimir was called, like hundreds of soldiers, to "honor" and defend the name of his homeland, with tears in my eyes I saw him off, not knowing if I would ever see him alive again. Each letter he managed to send from the front was an immense joy for me, it rekindled the flame of our love. Until the morning when a high-ranking military man knocked on the door of our house to inform me that Vladimir had died on the battle front.
After burying him, I decided to return to my parents' house, I was escorted to the border, for my safety. What I found was this house in ruins, destroyed by the bombing. The neighbor, whose house is still intact, gave me a letter from my mother, to give it to me if I returned. When I saw the house, I thought the worst, but no, happily they are not dead. They were not here when the bomb exploded, when the war started they decided to go to relatives in Kiev, they thought they would be safer in the capital.
Original content specially written for "A picture is worth a thousand words".
English translation DeepL.com
Las imágenes por lo general tienen el poder de transportarnos de inmediato a un lugar de la memoria o del destino, nos llevan a algún momento del pasado o nos llevan hacia un lugar del futuro. Cuando regresé a mi casa un año después de haber comenzado la guerra me costó reconocer sus espacios. La casa que recordaba ya no existía. Los bombardeos constantes la habían transformado en un suerte de ruina. Cuando subí al ático donde solía refugiarme desde la infancia, a jugar entre los baúles de mis padres, había vigas del techo dispersas en el suelo, vidrios rotos, estaba agrietado.
Un año atrás…
Conocí a Vladimir en el hotel donde yo trabajaba como recepcionista, llegó a mi ciudad como turista. Era alto, guapo, de cuerpo atlético, de deportista, además de tener una simpatía natural, que hacía tan agradable conversar con él. Entonces, no había estallado la guerra. Un día me preguntó a qué hora terminaba mi turno, que quería invitarme a cenar. Le contesté que terminaba muy tarde, a las 11 pm. Me respondió que entonces me invitaría a tomar una copa de vino. No pude negarme.
Esa noche fuimos al bar del hotel, y compartimos una botella de vino. Las horas pasaron sin que nos diéramos cuenta. Cuando era más joven había sido deportista, nadador, había ganado competencias nacionales e internacionales. Luego, entrenador, y al entrar en la madurez había entrado en el ejército. Yo le hablé de mi habilidad para aprender idiomas, mis estudios en el área del turismo, mis padres y mis seis hermanos. Él me dijo que era hijo único y sus padres habían muerto.
Al despedirnos me invitó a almorzar, pero le dije que las normas del hotel eran algo estrictas respeto a intimar con los huéspedes. Que ya habíamos roto el protocolo y no quería quedarme sin empleo. Me pidió entonces acompañarme a casa y al despedirse en la puerta insistió en volver a vernos y acordé llevarlo el sábado, en mi próximo día libre, a conocer un grato parque de mi ciudad.
Ese sábado fue definitivo, no volvimos a separarnos, cada noche, discretamente, me esperaba a dos cuadras del hotel, para acompañarme a casa. Dos semanas después me dijo que tenía que regresar a su país, pero no quería separarse de mí, que debía irme con él, que era el amor de su vida. Yo tampoco quería separarme de él. Pero cómo podía explicar a mi familia y a la administración del hotel que repentínamente me había enamorado con tanta pasión de alguien que dos semanas antes no conocía. Tanto a mis padres como a la gerencia del hotel les dejé una carta. A mis padres les decía la verdad, les pedía perdón por no ser capaz de hablar con ellos cara a cara, a la gerencia le inventé un excelente trabajo en el extranjero.
Cada día compartido con Vladimir fue inolvidable, lo recordaré siempre. Pocas semanas después de que llegamos a su país estalló la guerra, su país había invadido el mío. Vladimir fue llamado, como cientos de soldados, a “honrar” y defender el nombre de su patria, con lágrimas en los ojos lo despedí, sin saber si volvería a verlo vivo. Cada carta que lograba enviar desde el frente era una inmensa alegría para mí, reavivaba la llama de nuestro amor. Hasta la mañana en que un militar de rango tocó la puerta de nuestra casa para informarme que Vladimir había muerto en el frente de batalla.
Luego de enterrarlo, decidí regresar a la casa de mis padres, fui escoltada hasta la frontera, por mi seguridad. Lo que encontré fue esta casa en ruinas, destruída por los bombardeos. La vecina, cuya casa aún está intacta, me entregó una carta de mi madre, para que me la entregara si regresaba. Cuando vi la casa, pensé lo peor, pero no, felizmente no han muerto. No estaban aquí cuando estalló la bomba, al comenzar la guerra decidieron irse a casa de unos familiares en Kiev, pensaron que en la capital estarían más seguros.
Contenido original especialmente escrito para el concurso “A picture i sworth a thousand words”.
Invito a @germanandradeg y @juniorgomez a participar
Traducción al inglés DeepL.com
freewritehouse
pic1000
pictureprompt
story
hivewriters
literature
writing
creativewriting
creativecoin
contest
0
0
0.000
A touching story.
Thank you for your entry.
Greetings @wakeupkitty
Thank you @freewritehouse
Mi admirada Beatriz (@beaescribe).
Me vas a disculpar por mi francés: ¡qué vaina más buena!
Que maravilla de historia. Me tuvo atrapado desde el inicio. Me ha gustado mucho.
Una razón más para seguir admirándote.
Gracias por la invitación.
Cariños desde este lado del planeta.
Me alegra mucho que te guste @germanandradeg y te haya atrapado desde el inicio. Cuando vi la imagen pensé en una guerra, en esos hogares que infelizmente destruyen las guerras.