Ya no estas sola. Suspiria, concurso de terror. 3ra edición (Literatura): Presencias

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Estaba cansada, me pesaba el cuerpo y me costaba conciliar el sueño. Iba por la vida como a rastra. Ya no tenía ganas de reír. Hacía las cosas por inercia. No sé en qué momento empezó a suceder, pero sentía como si algo o alguien me estuviera chupando la vida.

Mis sospechas fueron confirmadas mientras me estaba mirando en el espejo, vi un contorno oscuro alrededor de mi figura. Al percatarme de esto le empecé a prestar más atención, era como una sombra que se encontraba detrás de mí. Cada vez que la veía se hacía más notable. Hasta que logre distinguir un rostro sombrío, una cara de pómulos afilados y unos ojos oscuros como dos pozos negros sin fin. La entidad se dio cuenta de que la estaba viendo y dejó al descubierto unos dientes afilados. Ahí fue cuando noté que me tenía agarrada por la espalda y sus garras estaban clavadas en mis hombros.

Alcance a oír que me susurraba algo que no logré comprender, era como si no pudiera reaccionar. Ya no tenía fuerzas, estaba tan cansada. La entidad me sonrió y con sus filosos dientes me mordió el cuello. Así que era eso, pensé. Se estaba alimentando de mí. En mi reflejo pude notar que mis ojos ya eran como pozos oscuros, sin vida. Mi cuerpo estaba esquelético y debilitado, con manchas oscuras en él. No solo comprendí que me estaba devorando, sino que me estaba convirtiendo en un una cosa monstruosa.

La entidad dejó de succionarme, apoyó su cabeza en mi hombro. Me volvió a sonreír de una manera siniestra y me susurro al oído con una voz rasposa de ultratumba "Ya no estas sola" mientras me abrazaba muy fuerte y de mi cuerpo iba brotando sangre de las heridas que me hizo. Me quedé así, contemplando toda la escena sin moverme, hasta que deje de verme como la persona que era y me convertí en un monstruo igual que el que me devolvía la mirada en el espejo.