A Picture Is Worth A Thousand Words: Me versus everyone (ENG-ESP)
English
The fisherman, with his serious face and sun-tanned skin despite always wearing a cap, has never believed in the mermaids that other fishermen claim to have seen. I feel he's in for a big surprise...
Bullshit! Everything they say is bullshit. Bartolo and Pablo are idiots if they think they are going to convince me with their nonsense fantasies. So now they have captured a mermaid in the deep waters of Cancun and its skin was so sharp that it made a hole in the net? Ha! What a pair of liars these two lizards.
—I don't know, Bartolo. It sounds hard to imagine something like that—said old Junior in a hoarse voice, looking at me out of the corner of his eye.
Ha! Only you, Junior, to appear naïve in front of these guys. Do like me, hell, I don't even look at them and keep my seriousness under the shadow of my cap.
—You won't say anything, Tomás—Pablo asked strangely, which made the rest of the fishermen at our table look at me curiously. You are one of the oldest fishermen in town—he continued—and you still haven't spoken out. Surely you have seen a mermaid like some of us.
—Then, Pablo, I'm against everyone—I answered in the most monotone voice I could muster. I've never seen a fish like the one you describe. A mermaid? Ha! That doesn't exist.
—What do you mean, it doesn't?—Bartolo exclaimed angrily after taking a swig from the bottle of beer he was holding in his hand.—She was identical to Roxana.
We all turned our gaze towards the bulky waitress of the tavern, who was carrying a couple of bottles in her hands towards a table near ours.
—No, man, Roxana couldn't be a mermaid, she's a goddess!—said young Michel, who was a novice fisherman, sweetly, and we all agreed with his clarification.
—A married goddess with children—I said quickly, which served to bring us back to reality and direct our gazes back to the table.
—If I could catch a mermaid, I would be so rich. I'm sure that in that case, Roxana would run away with me if I asked her to— said Bartolo.
—For that woman to be with a lizard like you, you would have to be rich enough to own the whole earth and the sky—I said coldly.
The other fishermen began to laugh mockingly.
-Besides,—I continued—there are no such things as mermaids. Enough of this nonsense! I've been fishing these seas for more than thirty years. I know the sea and what's in it as if I were born there. I assure you that there are no mermaids out there.
Suddenly, we all felt the door of the tavern open hastily. We saw behind it Junior's eldest son. He was out of breath, so we panicked and he just shouted:
—The boat of Pedro, the one-armed man, captured a mermaid in Cancun and she is as ugly as the devil!
All the fishermen made a great murmur of amazement and hurried out of the tavern in the direction of Pedro's boat, leaving me alone with my thoughts and Roxana collecting empty beer bottles from the tables. I guess going to see the supposed mermaid was of no interest to her.
Hell! Sirens don't exist. I'm sure of it.
Then, a piercing, high-pitched sound from somewhere outside the tavern was heard horribly. It resembled the scream of a person in pain, perhaps that of the captive siren.
Español
El pescador, con su rostro serio y su piel curtida por el sol, a pesar de llevar siempre gorra, nunca ha creído en las sirenas que otros pescadores aseguran haber visto. Siento que se llevará una gran sorpresa...
¡Patrañas! Todo lo que dicen son patrañas. Bartolo y Pablo son idiotas si piensan que me van a convencer con sus fantasías sin sentido. ¿Así que ahora han capturado una sirena en las aguas profundas de Cancún y su piel era tan afilada que hizo un agujero en la red? ¡Ja! Qué par de mentirosos estos dos lagartones.
—No lo sé, Bartolo. Suena difícil de imaginar algo así —dijo, con voz ronca el viejo Junior, mirándome de reojo.
¡Ja! Solo tú, Junior, para aparentar ingenuidad frente a estos tipos. Haz como yo, demonios, ni los miro y mantengo mi seriedad bajo la sombra de mi gorra.
—¿No dirás nada, Tomás?—preguntó con extrañeza Pablo, lo que hizo que el resto de los pescadores en nuestra mesa me miraran curiosos. Eres uno de los pescadores más antiguos del pueblo— continuó diciendo— y aún no te has pronunciado. Seguramente has visto alguna vez una sirena como otros de nosotros.
—Entonces, Pablo, estoy en contra de todos—respondí con la voz más monótona que pude. Nunca he visto un pez como el que describen. ¿Una sirena? ¡Ja! Eso no existe.
—¡¿Cómo que no?!—exclamó enojado Bartolo después de dar un trago a la botella de cerveza que sostenía en su mano.— Era idéntica a Roxana.
Todos dirigimos nuestra mirada hacia la voluminosa camarera de la taberna, quien llevaba un par de botellas en sus manos hacia una mesa cercana a la nuestra.
—No, hombre, Roxana no podría ser una sirena, ¡ella es una diosa!—pronunció dulcemente el joven Michel, que era un pescador novato, y todos estuvimos de acuerdo con su aclaración.
—Una diosa casada y con hijos— dije rápidamente, lo que sirvió para devolvernos a la realidad y dirigir nuestras miradas de vuelta a la mesa.
—Si pudiera atrapar a una sirena, me haría tan rico. Estoy seguro de que en ese caso, Roxana huiría conmigo si se lo pidiera— manifestó Bartolo.
—Para que esa mujer esté con un lagartón como tú, tendrías que ser tan rico como para poseer toda la Tierra y el cielo—le solté fríamente.
Los otros pescadores comenzaron a reírse burlonamente.
—Además,—seguí diciendo—las sirenas no existen. ¡Basta ya de patrañas! Llevo más de treinta años pescando por esos mares. Conozco el océano y lo que hay en él como si hubiera nacido allí. Te aseguro que allá fuera no hay sirenas.
De repente, todos sentimos cómo la puerta de la taberna se abrió precipitadamente. Vimos tras ella al hijo mayor de Junior. Estaba sin aliento, así que nos asustamos y él solo gritó:
—¡El barco de Pedro, el manco, capturó una sirena en Cancún y es tan fea como el diablo!
Todos los pescadores hicieron un gran murmullo de asombro y se apresuraron a salir de la taberna en dirección al barco de Pedro, dejándome solo con mis pensamientos y a Roxana recogiendo botellas de cervezas vacías de las mesas. Supongo que ir a ver a la supuesta sirena no le interesaba.
¡Diablos! Las sirenas no existen. Estoy seguro de ello.
Entonces, un sonido penetrante y agudo proveniente de algún lugar fuera de la taberna se escuchó horriblemente. Parecido al grito de una persona sufriendo, quizás el de la sirena cautiva.
Photo provided by @freewriterhouse
Translation from Spanish to English by means of deepl
An interesting story, mermaids... it's not said they don't exist because you and I never met them. You weaved a great story around the life of fishermen. I loved reading you and wonder if the siren is the one in pain. I hope not.
Thanks for joining and sharing
@wakeupkitty
hehe Thank you very much for your comment, I appreciate it. Well, the mermaid is the one who is screaming because they have her captive, she doesn't like that hehe