Yokasta, la hermosura

Esta es mi entrada al Concurso de literatura creativa. Edición # 5

Imagen por @alicia2022

Su belleza era única, nadie que la viera podía resistirse a su belleza, sea hombre, mujer, animal o seres espirituales, no había nadie que pudiera negarse a sus peticiones.

Yokasta era una mujer que no envejecía jamás, nadie sabe su verdadera naturaleza, ni de donde viene, pero ella lo controla todo, no tiene poderes sobrenaturales que la hagan regir con fuerza o miedo sobre los demás, las personas simplemente le obedecen.

Cuenta la leyenda, que nació hace muchos años debajo de un árbol sagrado, se alimentaba de los frutos de este árbol y ahí se crio, los seres del bosque le complacían en todo y ella era feliz, nunca se conoció tristeza en su rostro, y era hermosa y perfecta en todo sentido.

Los años pasaban, las personas que la rodeaban envejecían a su lado y ella se mantenía intacta, todo era algo de todos los días, felicidad en su rostro. Sin embargo, un día del cielo comenzó a caer pétalos de rosa, estos pétalos al tocar el suelo hacían que broten arboles, tan frondosos y hermosos. Yokasta quedó impactada, estos arboles eran muy parecidos al árbol de la cual ella obtuvo su particularidad.

Algo cambio dentro de ella, no quería que nadie mas obtuviera belleza ni inmortalidad, por lo que convenció a todos los hombres para que talen todos estos arboles, como todos hacían lo que ella decía, lo hicieron sin renegar. Sin embargo, con cada árbol talado, Yokasta empezaba a agotarse, se dio cuenta que estaba unida a estos arboles y si talaban todos, ella moriría, intentó ponerse de mie, pero fue en vano, se sentía muy cansada y cada que pasaban los minutos, ella se sentía peor. Todos los hombres que habían ido a talar los arboles, solo deseaban complacerla y lo hacían con mucha rapidez.

Cuando solo quedaba un último árbol por talar, Yokasta gritó y su cuerpo se esfumó. A los pies de este árbol apareció una bebé y los hombres quedaron asombrados ante esa belleza de la niña recién nacida. Todos olvidaron a Yokasta y ahora su nueva adoración era esa nueva bebé.