Not For the Faint of Heart | 31 May, 2024 @mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2389 | Prompt: player of games (jugador de juegos)

It was the night before the morning of their demise; or, in all likelihood if the inept laws prevailed, their dismantling.

Rows of dimly lit candelabra lining the ceremonial table flickered, casting long shadows across the room. Separately, the appointed entered the chamber. They huddled and spoke in a tongue familiar only to them as whispers remained in their circle of trust. At the end of the ritual, all seven recited again the pledge, then dipped their signets into the cavity of the heart and swore an oath as blood dripped from the veins of their forearms.

Scrolls intertwined with ineligible inscriptions mistaken for graffiti lined the walls of the tunnel. Undeniable evidence told of a horrific practice that felt well-rehearsed and planned.

Music that could only be described as macabre hummed somewhere in the background so as not to call attention to their activity.

Intermittent flashes displayed various colored lights from above struggling to unveil the activities that pervaded the space. But no one cared to pause. No one dared investigate that which was suspected by many who made their home in the darkest of places. The unseen. The unwanted, The unnoticed.

That is, until they were left above for all to view the wickedness that resides in all humans.

Menecrot, the leader, shot a hostile glance from the dark recess of the far corner at the lifeless form with eyes propped open wide lay on the wooden table. Permitting the eyes to allow access to the soul gave credence to the empty space where once a valve pumped precious life throughout. She'll protest no more.

He held the vessel high over their heads before lowering it. Each mason took a huge bite from the faint, but still-throbbing heart.

Another of the masons, a shorter, pudgy-faced man dressed in maroon garb, turned toward the opposite corner and questioned hesitantly, "do you think he's ready?"

The others turned and nodded in the affirmative.

Just as they were about to approach from across the expanse of sanity, a familiar face known to them designated as apprentice, rose swiftly and stood over a foot taller than the entire group of older men. A crimson cloak fell around his neck. A player of games, another arena would have declared Xavier a master.

Shaken, Xavier held back his disgust. The lot he now witnessed displayed savagery in the most archaic form incorporating the dark arts. Was he out of his league, as his wife warned him, dealing with the likes of those cannibals? Two years undercover hadn't prepared him for the ritual he just witnessed.

Sickened to his core, Xavier fought back angry tears as he allowed his cloak to fall in a cloud of dust to the floor.

Reaching deep inside, he hurriedly yanked the chain until his cross necklace sparkled. The glare illuminated the room. Not his first choice, but the circumstances called for a higher power than the badge of a uniformed officer to intervene.

The masons shrank back, covering their faces. Sensing they'd been compromised, they shrieked before turning and attempting to flee through the side door, pushing each other to gain the advantage. Like rats scurrying from the dead carcass, he thought.

But Xavier's silent alarm assured his backup team stood in place preventing their escape.

In a scathing tone, he issued his command, "Stop and hand over your weapons, or I'll cut your hearts out like you butchered that poor innocent woman."

"You've made a mistake. It was only a game," the shorter mason yelled, his hands visibly shaking.

Xavier knew they were cowards at their core and wouldn't stand on their flimsy convictions once confronted with the truth. His team rushed in and incapacitated the masons. Sirens glared as a barrage of officers and other personnel stormed the tunnel.

It was their problem now to investigate and clean up. His job was done for the moment.

He hung back documenting the scene for his own memory and file. He didn't care to, but he willed his body and mind over to the woman and gazed upon her once gorgeous frame. With the white sheet present, he covered her face.

A final prayer, then he disappeared.

Xavier followed the path he'd memorized until he stood at the steps to the outside world above the tunnel. He watched as a flurry of people headed to and fro conversing with each other or on their mobile phones, oblivious to the horror he'd just witnessed.

The young lady was already a victim before he knew of their plans. Attempts to save her would have risked exposure. By the time the masons allowed him entrance to the secret room in the tunnel, she was already carved up like the main course on Thanksgiving Day.

She was young; beautiful; talented; with a full life ahead of her contributing good to the world. Her sacrifice would not be in vain, he promised. Her true gift; she would be the last to endure the mason's crimes against humanity.

In his fifteen years, he'd witnessed all type cruelty humans can inflict upon each other. He thought nothing could surprise him. That is, until this night in the tunnel.

Xavier swore to hunt down all members of that sect at home and abroad until none were left.

He would make sure of that.

For my theme, I was inspired by and utilized the @daily.prompt's publishing of 31 May 2024, @mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2389: player of games.

! [Not For the Faint of Heart Spanish Translation]

^Source

No apto para pusilánimes

Era la noche anterior a la mañana de su desaparición; o, con toda probabilidad, si prevalecían las ineptas leyes, de su desmantelamiento.

Las hileras de candelabros tenuemente iluminados que cubrían la mesa de ceremonias parpadeaban, proyectando largas sombras sobre la sala. Por separado, los nombrados entraron en la sala. Se apiñaron y hablaron en una lengua que sólo ellos conocían, mientras los susurros se mantenían en su círculo de confianza. Al final del ritual, los siete volvieron a recitar el juramento, luego sumergieron sus sellos en la cavidad del corazón e hicieron un juramento mientras la sangre goteaba de las venas de sus antebrazos.

Pergaminos entrelazados con inscripciones ineludibles confundidas con grafitis se alineaban en las paredes del túnel. Pruebas innegables hablaban de una práctica horrible que parecía bien ensayada y planificada.

Una música que sólo podía describirse como macabra zumbaba de fondo para no llamar la atención sobre su actividad.

Intermitentes destellos mostraban varias luces de colores desde arriba que luchaban por desvelar las actividades que invadían el espacio. Pero a nadie le importaba detenerse. Nadie se atrevía a investigar lo que sospechaban muchos de los que tenían su hogar en los lugares más oscuros. Lo que no se ve. Lo no deseado, lo inadvertido.

Eso, hasta que fueron dejados arriba para que todos vieran la maldad que reside en todos los humanos.

Menecrot, el líder, lanzó una mirada hostil desde el oscuro recoveco del rincón más alejado a la forma sin vida con los ojos bien abiertos que yacía sobre la mesa de madera. Permitir que los ojos permitieran el acceso al alma daba credibilidad al espacio vacío donde una vez una válvula bombeó preciosa vida por todas partes. No protestará más.

Levantó el recipiente sobre sus cabezas antes de bajarlo. Cada albañil dio un enorme mordisco al débil, pero aún palpitante corazón.

Otro de los albañiles, un hombre más bajo, de cara regordeta y vestido de granate, se volvió hacia la esquina opuesta y preguntó vacilante: "¿Creéis que está listo?".

Los demás se volvieron y asintieron con la cabeza.

Justo cuando estaban a punto de acercarse desde el otro lado de la extensión de la cordura, un rostro familiar conocido por ellos designado como aprendiz, se levantó con rapidez y se alzó más de un palmo más alto que todo el grupo de hombres mayores. Una capa carmesí le caía alrededor del cuello. Un jugador de juegos, otra arena habría declarado a Xavier un maestro.

Tembloroso, Xavier contuvo su disgusto. El grupo que ahora presenciaba mostraba el salvajismo en la forma más arcaica que incorporan las artes oscuras. ¿Estaba fuera de su alcance, como le advirtió su mujer, tratar con caníbales como aquellos? Dos años infiltrado no le habían preparado para el ritual que acababa de presenciar.

Asqueado hasta la médula, Xavier contuvo las lágrimas de rabia mientras dejaba caer su capa al suelo en una nube de polvo.

Metiendo la mano en su interior, tiró apresuradamente de la cadena hasta que su collar de cruces centelleó. El resplandor iluminó la habitación. No era su primera elección, pero las circunstancias exigían la intervención de un poder superior a la insignia de un oficial uniformado.

Los albañiles retrocedieron y se taparon la cara. Sintiéndose comprometidos, chillaron antes de darse la vuelta e intentar huir por la puerta lateral, empujándose unos a otros para ganar ventaja. Como ratas huyendo del cadáver, pensó.

Pero la alarma silenciosa de Xavier aseguró que su equipo de refuerzo se mantuviera en su sitio impidiendo su huida.

En tono mordaz, les ordenó: "Deténganse y entreguen sus armas, o les arrancaré el corazón como hicieron con esa pobre mujer inocente.

"Has cometido un error. Sólo era un juego", gritó el albañil más bajo, con las manos visiblemente temblorosas.

Xavier sabía que en el fondo eran cobardes y que no se mantendrían firmes en sus endebles convicciones una vez enfrentados a la verdad. Su equipo entró corriendo e incapacitó a los albañiles. Las sirenas sonaron mientras un aluvión de agentes y otros miembros del personal irrumpía en el túnel.

Ahora les tocaba a ellos investigar y limpiar. Su trabajo había terminado por el momento.

Se quedó documentando la escena para su propia memoria y archivo. No le importaba, pero dirigió su cuerpo y su mente hacia la mujer y contempló su hermosa figura. Con la sábana blanca presente, le cubrió el rostro.

Una última oración y desapareció.

Xavier siguió el camino que había memorizado hasta llegar a los escalones que conducían al mundo exterior por encima del túnel. Observó cómo un tumulto de gente se dirigía de un lado a otro conversando entre sí o con sus teléfonos móviles, ajenos al horror que acababa de presenciar.

La joven ya era una víctima antes de que él conociera sus planes. Si hubiera intentado salvarla, se habría arriesgado a ser descubierto. Cuando los albañiles le permitieron entrar en la habitación secreta del túnel, ella ya estaba descuartizada como el plato principal del Día de Acción de Gracias.

Era joven, guapa, tenía talento y una vida plena por delante para hacer el bien al mundo. Prometió que su sacrificio no sería en vano. Su verdadero regalo: sería la última en soportar los crímenes del masón contra la humanidad.

En sus quince años, había presenciado todo tipo de crueldades que los humanos pueden infligirse unos a otros. Pensó que nada podría sorprenderle. Hasta esa noche en el túnel.

Xavier juró cazar a todos los miembros de esa secta en su país y en el extranjero hasta que no quedara ninguno.

Se aseguraría de ello.

Para mi tema, me inspiré y utilicé la publicación de @daily.prompt de 31 May 2024, @mariannewest's Freewrite Writing Prompt Day 2389: player of games.