My Entry To A Picture Is Worth A Thousand Words

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(Esta es una publicación bilingüe, puedes ver la versión en castellano al final del post)


Hello community, I hope that this week that began yesterday Sunday is full of pleasant surprises and wonderful changes in routine. May we have health and in our homes there be harmony, joy, peace and all needs covered.


The photo proposed by the contest shows us a cup of foamy chocolate, served with care, which I deduce from the decoration: it is accompanied by a red rose and there is a lit candle inside a colored glass.
Behind the cup there is something that I don't know what it is. It should not be edible because it would be in dislike if it were placed directly on the table without having a saucer underneath.


.What do I feel in front of this image? I infer that - from the details - the chocolate was served by a lady. Because it is in a cup you can tell that it is hot, immediately that brings to mind a window, through its glass you can see a very cold morning. People walk slowly, wrapped in heavy dark coats, and snowflakes fall gently, forming small whirlpools driven by a weak breeze.
Looking outside gives rise to gratitude for being inside, in a comfortable place and with someone who lovingly strives to serve you.

My story:
He had made it an essential ritual to stop by every morning to have a cup of hot chocolate in that small establishment that was just halfway to the office.

The journey to work was short, so he walked. One day, it occurred to him to enter the small cafe and since then it became an inevitable part of his daily routine.

It was a cozy place, the service was excellent. The chocolate, with a touch of cinnamon and vanilla that gave it a special and different flavor, was served by a young woman with a wide smile and bright, always happy eyes. Passing by here every morning was like renewing his optimism. Starting the day looking at that smile and those happy eyes seemed like confirmation that everything would turn out well that day.

A cheerful but subdued music and the yellowish light of the lamps, the vision of the fireplace in the corner, with its crackling logs that maintained a pleasant "old-fashioned" temperature, without electric heating completed the panorama and were the perfect context for the eyes will shine and the smile will illuminate.

However, that day, as soon as he entered, he noticed that there was something different in the atmosphere. He didn't see the girl. Furthermore, the lady with oriental features who normally was in charge of the cash register and supervised everything with a glance, this time had a grim, tired expression on her face, totally different from her everyday jovial appearance.

He approached the bar to place his order... To whom? Well...someone should show up to serve the customers.

The girl hurriedly came out of the back room. Her contorted face and dull eyes caught his attention. She approached him with a shy smile to ask the everyday question:
—How does it dawn? Do you wish your chocolate with cookies or alfajores?

• What's happening to you?
  — A family problem... - and her voice broke -.
  —If I can help you... in some way... I don't know.
  — No... it's... complicated. I have two cousins... in a remote place and a misfortune has happened to them... it is very strong.
  — But... tell me... Where are they?

— In America. But not in our native country... you know that now... we have dispersed to so many parts of the world. A close friend of my cousin also left our homeland, like so many, to pursue a dream of a better quality of life and they welcomed him into my cousin's house... so that he would not have to cancel the rent or lease, and support him while he got a job and got situated...they went out to buy some pizzas the night of the day after his arrival. My cousin was driving his motorcycle, some thugs chased them to steal their vehicle, they shot them, the other boy died, my cousin is seriously ill and his sister... had to phone the family... explain everything and they had to do the recognition of the body in the morgue by video call...because they demanded that a direct family member recognize him. The family is destroyed.
He warmly and sympathetically took the girl's hand.
— I'm so sorry, I'm really sorry, I'll pray for you.
With a strange expression she muttered a

• Thank you.
  Madixon sat at the usual table, but not before clarifying that this time he wanted to accompany his chocolate with cookies... but salty ones.
  This time the cup came accompanied with a rose...a way to thank him for his interest, sympathy and promise to offer them a prayer.
  Madixon took a photo of the cup with the candle and the rose while he was munching on the cookies. They were one of those rectangular cookies with grains of salt attached to them. Each pimple reminded him a little of the girl's tears.
  Today, ten years after that morning and seven years after their marriage, the photo has a special place on the fireplace in the living room of their small house. A reminder of the day when, for the first time, their conversation turned to something other than chocolate, cookies and alfajores.

Hola, comunidad, deseo que esta semana que comenzó ayer domingo esté llena de sorpresas gratas y maravillosos cambios de rutina. Que tengamos salud y en nuestros hogares haya arrmonía, aletgría, paz y todas las necesidades cubiertas.
La foto que nos propone el concurso nos muestra una taza de espumoso chocolate, servido con esmero, lo cual deduzco por el adorno: lo acompaña una rosa roja y hay una vela encendida dentro de un vaso de color. Tras la taza hay algo que no se qué es. No debe ser comestible porque seria de mal gusto que estuvioerra directo sobre la mesa sin tener un platillo debajo.
¿Qué siento frente a esta imagen? Infiero que - por los detalles - fue servido por una dama. Por estar el chocolate en taza se nota que es caliente, de inmediato eso me trae a la imaginación una ventana, a través de sus cristales se puede ver una mañana muy fría. Las personas transitan caminando lentamente, envueltos en pesados abrigos de tonos oscuros y los copos de nieve caen suavemente formando pequeños remolinos al impulso de una débil brisa. Mirar hacia afuera da pie para agradecer estar dentro, en un lugar confortable y con alguien que se esmera con afecto en servirte.
Mi historia: Había convertido en un ritual infaltable el pasar cada mañana a tomarse una taza de chocolate caliente en ese pequeño estableimiento que le quedaba justo a mitad de camino para la oficina.

El trayecto hasta su trabajo era corto, por ello lo realizaba caminando. Un día, se le ocurrió entrar en el pequeño café y desde entonces pasó a ser parte infaltable de su rutina diaria.

Era un lugar acogedor, el servicio era excelente. El chocolate, con un puntito de canela y vainilla que le daban un sabor especial y diferente le era servido por una joven de amplia sonrisa y ojos brillantes, alegres siempre. Pasar por acá cada mañana era como renovar su optimismo. Comenzar el día mirando esa sonrisa y esos ojos alegres le parecían confirmación de que esa jornada todo saldría bien.

Una música alegre pero tenue y la luz amarillenta de las lámparas, la visión de la chimenea del rincón, con sus crepitantes leños que mantenían una temperatura agradable "a lo antiguo", sin calefacción eléctrica completaban el panorama y eran el contexto perfecto para que los ojos brillaran y la sonrisa iluminara.

Sin embargo, ese día, nada más entrar, notó que había algo diferente en el ambiente. No vio a la chica. Además, la dama de rasgos orientales que normalmente se encargaba de la caja registradora y supervisaba todo con una mirada, tenía esta vez una expresión adusta de cansancio en el rostro , totalmente distinta a la jovial apariencia de todos los días.

Se acercó a la barra a hacer su pedido... ¿A quién? Bueno... alguien debería aparecer para atender a los clientes.

Salió la chica apresuradamente de la trastienda. Su rostro desencajado y sus ojos apagados llamaron su atención. Se le acercó con tímida sonrisa para hacer la pregunta de todos los días:
— ¿Cómo amanece? ¿Su chocolate con galletas o alfajores?
— ¿Qué le sucede?
— Un problema familiar... - y se le quebró la voz -.
— Si puedo ayudarla... de alguna manera... no sé.
— No... es... complicado. Tengo dos primos... en un lugar remoto y les ha ocurrido una desgracia... es muy fuerte.
— Pero... dígame... ¿Dónde están?
— En América. Pero no en nuestro país natal... sabe que ahora... nos hemos dispersado por tantas partes del mundo. Un amigo entrañable de mi primo salió también de nuestra patria, como tantos, a perseguir un sueño de una mejor calidad de vida y lo recibieron en casa de mi prima... para que no tuviera qué cancelar el alquiler o arriendo, y apoyarle mientras conseguía trabajo y se ubicaba...salieron a comprar unas pizzas en la noche del dia siguiente de su llegada. Mi primo manejaba su motocicleta, unos truhanes los persiguieron para robarles el vehículo, les dispararon, el otro chico murió, mi primo está grave y su hermana... tuvo qué telefonear a la familia... explicar todo y debieron hacer el reconocimiento del cuerpo en la morgue por video llamada...porque exigían que lo reconociera un familiar directo. La familia esta destrozada.
Tomó con calidez y simpatía la mano de la chica.
— Lo siento tanto, de veras, rezaré por ustedes.
Con expresión de extrañeza musitó un
— Gracias.
Madixon se sentó en la mesa de siempre, no sin antes aclararle que esta vez deseaba acompañar su chocolate con galletas... pero de las saladas.
La taza venía esta vez acompañada con una rosa...una forma de agradecer el interés, la simpatía y la promesa de brindarles una oración.
Madixon le tomó una foto a la taza con la vela y la rosa mientras masticaba las galletas. Eran de esas galletas rectangulares con granitos de sal adheridos. Cada granito le recordaba un poco las lágrimas de la chica.
Hoy, a diez años de esa mañana y a siete de su matrimonio, la foto tiene un lugar especial en la chimenea de la sala de su pequeña casa. Un recordatorio del día en que , por primera vez, su conversación giró sobre algo distinto al chocolate, las galletas y los alfajores.