Mi entrada al concurso TopFiveFamily Observa Piensa Escribe / Retroexcavadoras

Durante dos años trabajé dentro de la Zona de Desarrollo Mariel, en el sector A. A diario veía estos equipos trasladándose o trabajando en las obras que allí se construyen. Los hay de todos los tamaños y marcas je, je. Lamentablemente, nunca he operado uno de esos espectaculares equipos. Tampoco recuerdo haber visto alguna hazaña hecha por algún operador de estas máquinas.

Sin embargo, tengo una anécdota que contar respecto a este equipo. Pues tengo la dicha de en mi niñez, haber construido más de una docena de esos aparatos ja, ja, ja. Creo que debía haber estudiado alguna ingeniería en esa área. Pero cuando crecí perdí el interés por construir carritos, je, je, y estudié informática.

Pues bien, retomando el tema. Recuerdo que cuando chico, iba a una carpintería que estaba a unos 200 metros de mi casa. En ella trabajaba uno de mis tíos, el menor de los hermanos de mi papá. Cuando él me veía rondando la nave de la carpintería salía a ver que quería. Él ya sabía, pero siempre me preguntaba. Yo respondía: tío, déjame revisar en la loma de aserrín para buscar unos trozos de palo que me hacen falta.

Luego de un largo diálogo, donde le tenía que explicar todo lo que quería hacer. Me dejaba entrar hasta donde votaban los derechos. Yo siempre iba con un listado y dos cosas más que para mí eran imprescindibles. Un saco y una cinta métrica de costurera, que le tomaba prestado a mi mamá. El saco era para echar los palos y la cinta para seleccionarlos.

Casi siempre terminaba pidiéndole a mi tío, algún que otro trozo. Aún recuerdo que para la retroexcavadora usaba dos trozos de madera, uno de unas tres pulgadas da ancho, por una pulgada y media de alto, por cinco de largo aproximadamente. Y otro de dos pulgadas de ancho, por dos pulgadas de alto, por dos de largo. La más grande era el chasis de la retroexcavadora, mientras la cabina era el trozo más pequeño.

La cuchara era de una lata de leche condensada rajada a la mitad y lo hacía con dos brazos en lugar de uno. Los colocaba a ambos lados del chasis en el lado opuesto de la cabina. Para los brazos usaba los recortes de madera que sobraban de las tablillas de persiana. Todo lo clavaba con puntillas y clavos que me regalaba mi tío. Para mí eran los mejores juguetes que existían.

Por último, en la parte de la cabina clavaba dos palitos de los mismos que usaba para los brazos de la retro y lo unía con dos hilos de coser sacos. Usaba los dos palitos como el mando de control de la retro. Como si fuera un títere, un hilo por la parte de abajo de la cuchara y otro por la parte de arriba, así lograba cargar u descargar la cuchara. Todo una obra de ingeniería infantil, ja, ja, ja. Así que no solo, de niño, operé estas retroexcavadoras, sino que también era su diseñador y constructor.

A los que llegaron hasta el final, gracias por leer.
Una vez más al creador de esta iniciativa y a sus colaboradores, gracias por darme la oportunidad de participar y por ser en varias ocasiones seleccionado entre los ganadores.
Por último, a todos los participantes éxitos 🙌.

Contenido original, escrito por mí para este concurso.
Imagen de @lanzjoseg compartida para este concurso.