Fiction: Premonitory delusions (Delirios premonitorios) [EN/ES]

Emily despertaba abrumada, y se sentaba en la cama. El sudor corría presuroso por cada poro de su cuerpo, su lacio cabello castaño se posaba en su rostro tratando de ocultar el respirar rápido y las pupilas dilatadas.

Respiraba de nuevo, inhaló profundamente, y luego soltó el aire con la firme idea de retomar la calma con cada partícula de oxígeno que penetraba sus fosas nasales. Luego de unos minutos, la sobriedad de la realidad llegó a su mente, se levantaba lentamente con la pesadez del sol de la tarde a cuestas.

Ella se observó en el espejo, tan alto como su la estatura, y empezó a peinarse deslizando el cepillo rosa de arriba para abajo, era un acto que le producía calma y sosiego, casi un placer hormonal. Mientras pasaba el cepillo por su largo cabello, en el espejo apareció una imagen de un incendio, unos microsegundos bastaron para hacer que Emily tirará el cepillo al ver con sus ojos color miel la terrible escena.

«¡Emily, baja a comer!». Una voz proveniente del primer piso hacía volver en sí a Emily.

«¡Eh! Ya voy, madre», respondía todavía aturdida la chica, luego se sobaba profusamente los ojos para recuperar el equilibrio de lucidez.

Se apresuraba a bajar para encontrarse en el sitio de reunión de la familia, Emily pintaba una sonrisa al rostro cándido de su madre. «Por fin señorita, por poco y pasa todo el día en la cama»

«Disculpa mamá, lo que sucede es que no pude dormir muy bien anoche, tuve frecuentes pesadillas». Un gesto de desazón se mostraba por las delicadas facciones de la chica.

Su madre inmediatamente le ponía la mano en la frente. «Algo de fiebre puedo sentir, es mejor que te haga algo para tomar, cariño».

Se daba media vuelta y se dirigía al refrigerador a buscar unos limones, los cortaba y los escurría en un poco de agua fría. «Toma cariño, y luego vuelve a la cama, necesitas descansar». Un vaso de cristal le acercaba a la chica con la bebida preparada. «En tanto descansas, tu padre y yo vamos al centro a recoger el motor de la lavadora que estaba descompuesto».

«¡Nooo!». El corazón de Emily latía fuertemente, y parecía que se le iba a salir del pecho.

«¿Qué sucede, cariño?».

«Es que es respecto a las pesadillas, soñé que tú y papá tenían un accidente, y el carro se prendía en llamas». Emily soltaba pequeños sollozos desesperados ante el aire caliente de la tarde.

«Cariño, solo fue una pesadilla desagradable, y fue producto de la fiebre que está comenzando». Su madre la abrazaba para calmar la ansiedad que brotaba minuto a minuto. «Necesitas dormir un poco para recuperar fuerzas y la buena salud».

«Pero mamá, fue tan real que se me puso la piel de gallina y un miedo terrible empezó a subir de mi estómago hasta la garganta». Sus sollozos cobraban fuerza en tanto la hora de partir se aproximaba.

«Hija, Hija, cálmate, nada nos va a pasar, solo fueron pesadillas. Relájate y ve al cuarto». La voz autoritaria de la madre retumbó en los tímpanos de Emily.

En ese momento bajaba el padre, muy tranquilo y silbando una vieja canción de rock. Se detenía ante las dos mujeres, y expectante preguntaba, «¿Qué les pasa a mis dos amores?».

En ese momento, la madre le contaba al padre del mal momento que vivía Emily, él la abrazaba y la llevó hasta la habitación. «Papá, por favor, no salgan de la casa hoy, por lo que más quieran, ¡sí!».

«Mi amor, no te preocupes, nada nos pasará. Te prometo que voy a conducir con cuidado». El padre abrazaba a su bella hija fuertemente para afianzar su promesa.

Emily se dejaba arrullar y caía en un sueño profundo... Gritos aterradores se oían salir del auto en llamas, luego todo se hacía nubloso, en ese instante volvió a despertar gritando y suplicándoles a sus padres que no fueran, su corazón brincaba incontenible y bajaba presurosa hasta la cocina.

No vio a nadie, empezó a gritar una y otra vez mientras el eco retumbaba por toda la casa. Corrió a ver el auto y con el corazón en la mano suplicaba que estuviera allí, el auto no estaba. Emily parecía enloquecer en esa casa silenciosa, sus nervios estaban al límite, y esa horrible sensación en el estómago era como puñales constantes perforando la calma perdida en la pesadilla. No quería pensar más, necesitaba mantener distraída su mente alborotada.

Se sentó en el sofá de cuero café, tomó el control y encendió el televisor. La novela de las cinco ya estaba por terminar, y en ese instante una noticia de último minuto. Las cámaras mostraban un auto en llamas y el presentador narraba los acontecimientos con una frialdad imponente, el hombre hablaba de dos cuerpos sin vida, en la avenida "Rose".

Emily recordó que esa avenida aparecía en sus pesadillas. Las lágrimas fluían presurosas por las mejillas tersas y lozanas, los gritos acompañaban a la solución salina en exclamaciones de reclamo hacia el techo blanquecino, un cojín servía de consuelo ante el gran dolor que sentía la chica.

Después de unos minutos de sollozos y lamentos desgarradores, Emily volvió a dormir y entre sueños sentía las caricias de su madre y la dulce voz del padre llamándola a lo lejos. Abrió los ojos y miró a sus padres. La chica no había sido tan feliz en su vida como en ese momento, se levantó y los abrazaba con todas sus fuerzas. «Papá, mamá, no saben lo feliz que soy, pensé que les había pasado algo, mire las noticias y...».

Emily era interrumpida por su padre. «Decidimos ir a visitar a tu abuela y dejar lo del motor para mañana y vimos estupefactos el horrible accidente, decidimos volver a mirar como estabas».

«Pensé que eran ustedes, está corazonada me estaba matando de angustia». Unos sollozos dejaba escapar Emily ante los rostros cariñosos de sus padres.

«Afortunadamente no fue así, tu padre decidió en buena hora no ir al centro, en tanto estuvieras mejor de la fiebre o tal vez hubiéramos sido nosotros, esto me dio mucho miedo». La madre abrazaba a Emily. «Eso si, a cuidar esa "fiebre premonitoria", jejeje... Ve a descansar, cariño».

Fin

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Edited by Rincón Poético.}

Text authored by:
Camilo Torres
DRA

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