Fiction: The sign (El letrero) [EN/ES]
The sign
Mark's brown eyes couldn't take his eyes off that wooden door, painted with a honey color and a carving of two frames above and below, but what caught his attention the most was the yellow sign with a black stripe around it, which read, 'keep out'.
It was like an invitation to sate Mark's curiosity. Temptation tingled through the boy's naughty hands. He could no longer contain the curiosity that flooded his skin with every joint. Many minutes were spent devouring the ideas that emerged from his head around that sign.
He couldn't stand it any longer and went to distract his mind away from that door with that sign. Mark turned on the television and started to watch his favorite program, which would distract Mark's restless mind for a moment.
Until yesterday he had been able to get in there without any problems and now that sign had restricted him to that area of the house. Leaning back on the couch he tried not to think about more and gave himself over to the micro sleep that was invading him and his mind began to fly between fragmented pieces of sleep...
Mark would approach the door and twist the golden knob. He had finally done it and now he would see what was kept in that room. He pushed the door inward and the hinges were making that characteristic noise from lack of oil. The creaking seemed to flood the house with that shrill sound.
Then a bright light emerged from inside. Mark's eyes were blinded for an instant and he felt like a funnel was sucking him from the inside. He tried to escape from that force of attraction, but it was no use, he was trapped by that light. A prolonged scream faded away, while Mark disappeared.
He opened his eyes and saw a surreal landscape. Paper trees moved to the sway of a colorful wind that made them dance. Then a shower of shooting stars fell on the horizon, which seemed painted with rustic brush strokes, mixing shades of white and blue erratically.
The earth looked like chocolate in grains that were being shoved down Mark's shoes as he ran around looking for the exit. At that, a dark brown paper owl, flew by Mark's side. "Why are you running, little guy?"
Mark stopped and looked dumbfounded at the owl who was looking at him with big yellow eyes and a deep black pupil. The boy said, "I'm looking for the way out of this crazy place, I want to go home. The boy looked from head to toe at the strange owl. "Who are you?"
"I am Piggy, the owl, an inhabitant of this place. I know this whole area very well."
"That sounds good. Then would you be so kind, Mr. Piggy, to tell me, where is the exit from this place?" Mark placed his hand on his chin waiting for the answer.
The owl stood on a tree branch, then replied, "You must climb up to the volcano and drop into the crater."
"It's a joke? I'm not jumping into a volcano with lava. You're crazy, Piggy." Mark's black eyebrows furrowed at such a revelation.
"It's the only way, little guy." Then he flew off and disappeared into the shower of stars on the horizon.
Mark ran up the side of the volcano and began to climb. He felt his legs wanted to buckle from the hard effort and his arms cried out for a rest. He reached the rim of the crater and could feel the embracing heat enveloping the interior, it seemed his pores burned hotter and hotter with every second he stood there.
"It's stupid. I'm not going to do it. How am I going to believe a strange owl," he thought to himself, turned around and suddenly Piggy appeared and pushed him inside the smoking crater. Mark began to be devoured by the intense heat and watched as the lava rapidly approached with the crashing fall. His pupils looked like two plates and he couldn't help but scream in panic. "Agh...!"
Mark began to feel a deep pulling and continued screaming desperately. "I don't want to burn, help. Agh!"
"Son, son, wake up. You had a bad dream." His mother's sweet voice brought him back to reality.
"Mother?" Mark's eyes widened in an elated, almost catatonic state.
"Calm down now, son. You're back home with your family." Mark's mother ran her hand down his cheek, soothing the sweaty excitement of the moment.
"I'm better now, Mother, don't worry." A smile of relief at the reality was making its way to the corners of Mark's lips.
"I'm so glad. But tell me, what made you get that way?"
"The sign they put up on the door, generated a great curiosity in me accompanied with great tension and that generated the nightmare." Mark pointed to the no-entry sign.
"Haha..." The mother let out a big laugh and subtly got up and then headed for the door. She picked up the poster and passed it to Mark. "This sign is a piece of work from your brother's art class and he put it there so the paint would finish drying. Behind the door, there's nothing out of this world just the old wine cellar. Haha."
"Stop laughing, Mom, I feel like a fool." Mark pulled the pillow over himself.
"You need to stop that excessive curiosity, son. Haha." The mother kept laughing as she languidly held the sign. "You can go look behind the door, you'll see it's just the old room. No Piggy will come for you. Haha."
"What did you say?"
The end
El letrero
Los ojos castaños de Mark no podían dejar de ver aquella puerta de madera, pintada con un color miel y un tallado de dos marcos arriba y abajo, pero lo que más le llamó la atención fue letrero amarillo con una franja negra al rededor, que decía: "No entrar".
Era como una invitación a saciar la curiosidad de Mark. La tentación hormigueaba por las manos traviesas de chico. No podía contener más la curiosidad que inundaba cada porro de su piel. Muchos minutos se pasaba devorando las ideas que emergían de su cabeza alrededor de ese letrero.
No soportó más y se fue un rato a distraer la mente lejos de aquella puerta con ese letrero. Mark encendió el televisión y se puso a ver su programa favorito, eso distraería la mente inquieta de Mark por un momento.
Hasta ayer podía entrar ahí sin problemas y ahora ese letrero lo había restringido a esa área de la casa. Recostado en el sofá intentó no pensar en más y se entregó al micro sueño que lo invadía y su mente empezó a volar entre fragmentados pedazos de sueño...
Mark se acercaba a la puerta y le daba un giro a la perilla dorada. Finalmente lo había hecho y ahora vería que se guardaba en esa habitación. Empujó la puerta hacia adentro y las bisagras hacían ese ruido característico por falta de aceite. El chirrido parecía inundar la casa con ese estridente sonido.
Luego una luz brillante emergía desde el interior. Los ojos de Mark se cegaron por un instante y sintió que un embudo lo devorada hacia su interior. Trató de escapar de aquella fuerza de atracción, pero todo fue inútil se vio atrapado por aquella luz. Un grito largo y prolongado se fue desvaneciendo, mientras Mark desaparecía.
Abrió los ojos y vio un paisaje surrealista. Árboles de papel moviéndose al vaivén de un viento colorido que los hacían bailar. Luego una lluvia de estrellas fugaces caía sobre el horizonte, que parecía pintado con unos brochazos rústicos, mezclando los matices de blanco y azul en un balanceo errático.
La tierra parecía chocolate en granos que se metían por los zapatos de Mark, mientras iba corriendo buscando la salida. En eso un búho de papel color café oscuro, volaba al lado de Mark. «¿Por qué corres, pequeño?».
Mark se detuvo y vio estupefacto al búho que lo miraba con grandes ojos amarillos y una pupila color negro intenso. El chico le dijo, «Estoy buscando la salida de este lugar loco, quiero volver a casa. El chico miró de pies a cabeza al extraño búho. «¿Quién eres tú?».
«Soy Piggy, el búho, habitante de este lugar. Conozco muy bien toda esta zona».
«Eso suena bien. Entonces sería tan gentil, señor Piggy, de decirme, ¿dónde está la salida de este lugar?». Mark se tomó el mentón esperando la respuesta.
El búho se quedó parado en una rama de un árbol, luego respondió, «Debes subir hasta el volcán y lanzarte al cráter».
«Estas bromeando. No me tiraré a un volcán con lava. Estás loco, Piggy». Las cejas color negro de Mark se fruncían ante tal revelación.
«Es la única forma, pequeño». Luego voló y desapareció entre la lluvia de estrellas en el horizonte.
Mark corrió hasta la ladera del volcán y empezó a escalar. Sintió que sus piernas se querían doblar ante el duro esfuerzo y sus brazos pedían a gritos un descanso. Llegó hasta el filo del cráter y pudo sentir el abrazador calor que envolvía el interior, parecía que sus poros se quemaban más y más con cada segundo que estaba parado ahí.
«Es una estupidez. No voy a hacerlo. Cómo le voy a creer a un búho extraño», pensó para sí mismo, dio media vuelta y de repente apareció Piggy y lo empujó al interior del cráter humeante. Mark empezó a ser devorado por el calor intenso y miró como la lava se acercaba rápidamente con la caída estrepitosa. Sus pupilas parecían dos platos y no pudo evitar gritar de pánico, «¡Aaahh...!».
Mark empezó a sentir un zangoloteo profuso y seguía gritando desesperado. «No me quiero quemar, auxilio. ¡Aaah!».
«Hijo, hijo, despierta. Tuviste un mal sueño». La dulce voz de su madre lo traía a la realidad.
«¿¡Madre!?». Mark abría los ojos en un exaltado estado casi catatónico.
«Ya calma, hijo. Estas de vuelta en casa con tu familia». La madre de Mark paseaba su mano por la mejilla dándole tranquilidad a la excitación sudorosa del momento.
«Ya estoy mejor, madre, no te preocupes». Una sonrisa de alivio en la realidad se hacía presente en las comisuras de los labios de Mark.
«Me alegro mucho. Pero dime, ¿qué te hizo poner así?».
«El cartel que colocaron en la puerta, me generó una gran curiosidad acompañada con una gran tensión y eso generó la pesadilla». Mark apuntaba al cartel de no entrar.
«Jaja...» La madre soltó una gran carcajada y se levantó con sutileza para luego dirigirse a la puerta. Tomó el cartel y se lo paso a Mark. «Este cartel es un trabajo de la clase de artes de tu hermano y lo puso ahí para que se terminará de secar la pintura. Tras la puerta no hay nada del otro mundo solo la vieja bodega. Jaja».
«Deja de reírte, mamá, me siento como un tonto». Mark se tapaba con la almohada.
«Debes dejar esa excesiva curiosidad, hijo. Jaja». La madre no paraba de reírse mientras sostenía con languidez el letrero. «Sí, quieres ve a ver tras la puerta y verás que solo está el viejo cuarto. Ningún Piggy vendrá por ti. Jaja».
«¿¡Qué dijiste!?».
Fin
Source 1 Source 2
Edited by Rincón Poético.
The text of this post was originally translated from Spanish to English with the translator DeepL
Original content
¡Thanks for you reading!
I laughed too. Curiosity kills the cat. Mark was too curious that it turned into a sort of obsession. I'm not sure why I wished it wasn't a dream. Hehe. You held me spellbound from the beginning till the end. Well done
Thank you for stopping by and leaving your kind comment.
The idea with this story was to make you laugh a little with the boy's occurrences. I'm glad you enjoyed the story.
Good day.