Hispaliterario 36: Noche gatuna (Cat night)[ES/EN]

En una noche estrellada de marzo, Francisco caminaba hacia su casa en plena madrugada; trabajaba hasta muy tarde en ese turno.

La calle solitaria estaba decorada con faroles de luz tenue, el ladrar de los perros y gatos que caminaban por los techos coloniales de aquellas viejas casas, distraían al hombre, pero hubo un gato que llamó poderosamente su atención, tanto, que se detuvo frente a aquella casona abandonada por años, con paredes negruzcas casi cayéndose a pedazos y sobre el tejado estaba el gato bastante peculiar, era de un color rosado brillante con sus ojos relucientes como diamantes, lo miraba hacia abajo y su ronroneo se oía desde lejos. Francisco perplejo ante aquel animal, se sentía anclado al asfalto, el gato desfilaba con elegancia ante él y sin quitarle la vista de encima, le dijo:

–Pareces petrificado.

El hombre al oír que aquella cosa le hablaba no alcanzaba articular palabras, mucho menos moverse; de repente escuchó un estruendo en el cielo y vio descender una especie de nave espacial, con muchísimas luces, miraba cómo caía una escalera de colores fluorescentes.

–Ya me voy, humano, pero pronto volveré.

Sin parpadear, vio como cada peldaño de la escalera se apagaba cuando el gato ascendía, era como si se eliminara; atónito e incrédulo sacudió su cabeza, oyó una sirena de un vehículo y gritaron su nombre; una luz resplandeciente lo dejaba ciego, abrió lentamente sus ojos mirando al conductor del transporte de la fábrica que lo encandilaba con su linterna.

–Te has quedado profundamente dormido, Francisco, ya bájate y ve a tu casa.

Sin responder nada, se bajaba del autobús y miró la calle larga que lo llevaba hacia su hogar, todavía con las imágenes de su sueño en la cabeza, comenzó a caminar por el medio de la calle e iba viviendo exacto el sueño del que acababa de despertar, el ladrido de los perros, gatos que maúllan en los techos y en las aceras, sintió un escalofrío que le recorría todo su cuerpo, tuvo intenciones de devolverse, pero razonaba que aquello había sido un sueño de algo inverosímil; no existían gatos rosados que hablaran, él sonrió y continuó su marcha. Al pasar por frente de la casona que quedaba a mano derecha, se detuvo, pero no se atrevía a mirar, le parecía que al volverse, vería al gato, respiró profundo y de un golpe giró y lentamente, abrió los ojos y para su sorpresa allí estaba el gato dormido en la escalera de aquella vieja mansión abandonada, pero era un gato común y corriente, sintiendo gran alivio prosiguió con su marcha hacia su humilde hogar donde lo esperaba su familia.

Mientras Francisco desaparecía en el horizonte nocturno, el gato sonreía y volvió a acurrucarse para seguir durmiendo.

Les dejamos la participación de Rincón Poético en el reto: "Entre escaleras te veas" de los amigos de @hispaliterario. Esperamos sea de su agrado.

Invitados cordialmente a participar. El link lo dejamos a continuación:
Link de la dinámica

¡Gracias por acompañarnos hasta aquí!