EL RESCATE / THE RESCUE [Spa/Eng]
(Edited)
EL RESCATE / THE RESCUE
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Español
Bob no era amante de las tareas de la cocina, desde la ventana vio cabalgar y alejarse al grupo de soldados, él siempre quiso ser uno de ellos y convertirse en un héroe.
Pero cada vez que solicitó unirse a la guardia, el comandante y los soldados, terminaron burlándose de su torpeza.
El único que siempre lo trató con amabilidad fue Sir Arturo Wallace, el señor del castillo.
Sir Wallace le había prometido a Bob, que una vez aprendiera a montar y manejar la espada, él mismo lo nombraría soldado, y hasta se ofreció para enseñarle.
Pero luego de la misteriosa muerte de Sir Wallace, todos los sueños del joven quedaron en el pasado.
Ahora, bajo las órdenes de la viuda de Sir Wallace, todo había cambiado, y hasta sucedían cosas extrañas; como el caso de la misteriosa joven encerrada en la torre.
La voz de Mrs. Wallace lo sacó de sus pensamientos.
—lleva la comida —dijo Eleanor, mientras dejaba el plato encima del mesón —y si no quiere comer, mucho mejor, que se muera de hambre —terminó diciendo.
Bob tomó el plato, pero apenas lo levantó, las frutas cayeron al piso.
—¡Torpe!, ¡idiota! —le gritó Eleanor —¡todo lo haces mal!
Humillado y cabizbajo, el joven recogió las frutas y se dirigió hacia la torre.
Al llegar a la escalera, empezó a subir con mucho cuidado, evitando tropezar con algún peldaño.
En lo alto de la torre se detuvo frente a una de las rejas y se asomó a la habitación.
Adentro, La joven seguía como siempre la había encontrado; acostada sobre las almohadas, con los ojos llorosos fijos en el techo.
Bob quitó el cerrojo; apenas entró, la chica corrió hacia él y se le colgó del brazo.
—Por favor ayúdame —la joven le suplicó entre sollozos —créeme por favor, soy la princesa Berenice; la hija del Rey Rodrigo. Mi padre está enfermo, y si muere antes de coronarme, todo el reino quedará en manos de Mrs. Eleanor y su hermano.
Bob siempre la escuchaba en silencio, sin poder apartar la mirada del angelical rostro de la princesa.
—Si me ayudas, siempre tendrás un lugar especial en mi corte y el eterno agradecimiento en mi corazón —siguió diciendo la princesa sin dejar de llorar.
—Come por favor —alcanzó a decir Bob, antes de salir y cerrar el cerrojo.
Aunque le conmovía la situación de la princesa, llevarle la comida cada día y contemplar su belleza, hizo más llevadera la rutina de Bob.
Un día, Eleanor le ordenó no entrar a la cocina hasta que ella lo llamara.
Bob se sintió extrañado por esa orden, y aunque temeroso, quiso satisfacer su curiosidad, y se escondió tras una cortina.
Eleanor se sentó frente a la cesta de frutas, introdujo su mano en el escote y sacó un pequeño envase de vidrio azul.
Bob sintió un salto en el corazón; ese diminuto envase, era el mismo que Eleanor se apresuró a esconder, antes de enviarlo con la última cena para Sir Wallace.
Bob salió sigilosamente. Al poco rato escuchó el llamado de Eleanor y regresó a la cocina.
—Toma, lleva esto a nuestra invitada —El joven sintió un extraño tono amable en las palabras de Eleanor —debe tener mucha hambre, asegúrate de que la coma toda —terminó diciendo Eleanor, mientras señalaba la manzana en el plato.
Varios pensamientos se agolparon en la cabeza del muchacho, haciendo temblar todo su cuerpo.
Bob hizo el gesto de tomar el plato, pero apenas Eleanor dio la espalda, el tembloroso joven intercambió la fruta con otra de la cesta. Luego salió de la cocina mientras que, por el rabillo del ojo, veía a Eleanor tomar la manzana de la cesta y mordisquearla ávidamente.
La princesa estaba frente a la ventana. Bob entró y se acercó ofreciéndole la manzana, ella la aceptó y empezó a comer como sin ganas.
Bob la miró por un rato, como embelesado por la singular belleza, se acercó y la abrazó.
—Te ayudaré a salir de aquí —le susurró al oído.
Un brillo de esperanza hizo revivir los hermosos ojos verde de la princesa.
—Ven, sígueme —le dijo Bob mientras la sacaba de la habitación.
Antes de abandonar el castillo, al pasar por uno de los salones, encontraron a Eleanor, estaba semi tendida en un sillón, con los brazos descolgados a los lados y un corazón de manzana en el regazo, parecía dormir plácidamente, a no ser por el extraño rictus de su rostro.
English
Bob was not fond of kitchen chores, from the window he watched the group of soldiers ride away, he always wanted to be one of them and become a hero.
But every time he asked to join the guard, the commander and the soldiers, ended up making fun of his clumsiness.
The only one who always treated him kindly was Sir Arthur Wallace, the lord of the castle.
Sir Wallace had promised Bob that once he learned to ride and handle the sword, he would make him a soldier himself, and even offered to teach him.
But after Sir Wallace's mysterious death, all the young man's dreams were left in the past.
Now, under the orders of Sir Wallace's widow, everything had changed, and even strange things were happening; like the case of the mysterious young woman locked in the tower.
Mrs. Wallace's voice brought him out of his thoughts.
—Take the food, — said Eleanor, as she put the plate on the counter —and if she doesn't want to eat, much better, let her starve to death, —she finished saying.
Bob took the plate, but as soon as he lifted it, the fruits fell to the floor.
—Clumsy, you idiot! —Eleanor shouted at him, —You're doing everything wrong.
Humiliated and crestfallen, the young man picked up the fruit and headed for the tower.
When he reached the staircase, he began to climb very carefully, avoiding tripping over any step.
At the top of the tower he stopped in front of one of the bars and peered into the room.
Inside, The girl was the same as he had always found her; lying on the pillows, her teary eyes fixed on the ceiling.
Bob unbolted the door; as soon as he entered, the girl ran to him and clung to his arm.
—Please help me, —the young girl begged between sobs, —please believe me, I am Princess Berenice; the daughter of King Rodrigo. My father is ill, and if he dies before crowning me, the whole kingdom will be in the hands of Mrs. Eleanor and her brother.
Bob always listened to her in silence, unable to take his eyes off the angelic face of the princess.
—If you help me, you will always have a special place in my court and the eternal gratitude in my heart —the princess continued saying without stopping crying.
—Please eat, —Bob managed to say, before leaving and locking the door.
Although he was touched by the princess's plight, bringing her food each day and contemplating her beauty made Bob's routine more bearable.
One day, Eleanor ordered him not to enter the kitchen until she called him.
Bob was puzzled by that order, and though fearful, he wanted to satisfy his curiosity, and hid behind a curtain.
Eleanor sat down in front of the fruit basket, reached into her cleavage and pulled out a small blue glass container.
Bob felt a leap in his heart; that tiny container, was the same one Eleanor had hurried to hide, before sending it with the last supper for Sir Wallace.
Bob stealthily made his way out. Before long he heard Eleanor's call and returned to the kitchen.
—Here, take this to our guest, —the young man sensed a strange kind tone in Eleanor's words, ‘she must be very hungry, make sure she eats it all,’ Eleanor finished, as she pointed to the apple on the plate.
Various thoughts raced through the boy's head, making his whole body tremble.
Bob gestured to take the plate, but as soon as Eleanor's back was turned, the trembling young man exchanged the fruit with another from the basket. Then he left the kitchen while, out of the corner of his eye, he watched Eleanor take the apple from the basket and nibble it greedily.
The princess stood in front of the window. Bob came in and approached her offering her the apple, she accepted it and began to eat seemingly without wanting to.
Bob looked at her for a while, as if enraptured by the singular beauty, he approached her and hugged her.
—I'll help you get out of here, —he whispered in her ear.
A gleam of hope revived the beautiful green eyes of the princess.
—Come, follow me, —Bob said as he led her out of the room.
Before leaving the castle, as they passed through one of the halls, they found Eleanor, half lying on an armchair, with her arms slumped at her sides and an apple core in her lap, she seemed to be sleeping peacefully, except for the strange rictus on her face.
Translated with DeepL.com (free version)
Thank you for reading.
Until next time!
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Que suerte para la princesa ser rescatada y librada del daño que le querían causar.
Si, realmente fue bueno para ella y Bob. Saludos y gracias por la visita.
Magnificent story -- it makes so much sense and relates to other stories and history well!
Muchas gracias por tu visita. Saludos
De nada!
Oh my, I couldn't stop reading. What a delectable tale. I'm glad Eleanor has gotten what was coming for her. A truly enjoyable read. I hope Bob is rewarded for his kindness.🌺
Muchas gracias por la visita y amable comentario. Saludos
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They better hurry Eleanor has a brother!
Thank you for sharing this great entry. 👍
Gracias a ti; por promover esta estupenda actividad. Saludos