El punto de quiebre... Querido Diario - LOH 158

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Hola queridas damas de la comunidad por acá les dejo mi publicación semanal para el concurso comunitario “Querido Diario”, hoy, en mi diario personal, necesito compartir contigo un torbellino de emociones que me embarga, me llamo Alexandra, y a mis 33 años, con una hija de 3 años y un matrimonio de 5 años, siento que mi vida está en un punto crítico, quiero ser sincera contigo, y expresar lo triste y desorientada que me siento en este momento.

Mi historia se remonta a una infancia y adolescencia marcada por la autoridad de mis padres, crecí en un entorno donde las reglas eran inquebrantables, y la libertad era un sueño inalcanzable, llegar a casa después de las 9 de la noche significaba pasar la noche fuera, y mi vida se reducía a las cuatro paredes de mi hogar. Soñaba con la libertad y la independencia, pero mis anhelos se vieron aplastados por las restricciones de mi familia, pero cuando finalmente logré liberarme de ese control a los 29 años, ansiaba vivir la vida al máximo, quería explorar nuevos horizontes, descubrir culturas y vivir cada día como una aventura emocionante, para mí, la felicidad estaba ligada a la libertad de salir al aire libre, emprender viajes y sumergirme en experiencias enriquecedoras, Pero la realidad actual dista mucho de ese sueño.

Mi esposo, a pesar de ser una parte fundamental de mi vida, no comparte mis mismos intereses y pasiones, en lugar de embarcarnos juntos en emocionantes aventuras, nuestra rutina se ha vuelto monótona y aburrida, las diferencias entre nosotros se vuelven más notorias cada día, lo que me lleva a cuestionar la verdadera esencia de una relación si no podemos compartir la alegría y la pasión por la vida. A menudo considero la idea de salir con mi hija y explorar el mundo por mi cuenta, sin embargo, esto me hace dudar de si debería buscar la felicidad fuera de la relación en lugar de compartirla con mi esposo, no se trata de si es bueno o malo en realidad hace muchas cosas buenas, pero también tiene su parte mala, odia las fiestas, no se siente cómodo en ninguna parte, se fastidia, no le gusta estar con gente que no conoce, y yo amo lo desconocido y conocer lugares nuevos.

El mes en el que escribo estas palabras es particularmente difícil para mí, solía ser un momento que esperaba con entusiasmo, pues era el mes en el que salía con mis tías a trabajar la temporada decembrina y decorábamos grandes árboles y solía llegar de madrugada, pero en los últimos años se ha convertido en un período triste y desalentador, además de las preocupaciones habituales de la vida, como el estrés en el trabajo, problemas de salud y las responsabilidades financieras y de crianza, la falta de aventura y emoción en mi vida me afecta profundamente, me encuentro en una encrucijada, donde siento la necesidad de un cambio urgente, ya sea en mi vida o en mi matrimonio.

Anhelo desesperadamente una vida llena de alegría y experiencias emocionantes, la incertidumbre sobre el futuro y las decisiones que debo tomar me abruman, diario, gracias por ser mi refugio seguro para mis pensamientos y emociones, espero que mañana sea un día más claro, donde pueda encontrar respuestas a las preguntas que me atormentan, por ahora, solo puedo seguir buscando la felicidad que tanto anhelo, con la esperanza de que algún día la encuentre.